En sus orígenes la mayoría de las construcciones eran de madera, siguiendo estilos de construcción inspirados en diseños alpinos y europeos, ya que los primeros hombres blancos que se asentaron en el lugar fueron inmigrantes de origen alemán.
El estilo constructivo es parte del legado histórico de la ciudad y perdura hasta nuestros días. Un aserradero propiedad de Primo Capraro (italiano oriundo de la ciudad de Belluno) ubicado en el predio ocupado actualmente por el Centro Cívico sobre el Arroyo sin nombre era uno de los principales proveedores de materia prima para la construcción.
Entre 1935 y 1940, la Dirección de Parques Nacionales realizó una serie de obras y edificios, embelleciendo y caracterizando con dicha arquitectura la ciudad. Algunas de ellas son el Centro Cívico, proyecto del arquitecto Ernesto De Estrada, que albergaba a la biblioteca con un teatro, el Museo de la Patagonia, el edificio de la Municipalidad con su torre con reloj, la oficina de correos y telégrafos, la policía y la aduana. También se destacan la Catedral de Bariloche, el Hotel Llao Llao y la Capilla San Eduardo entre otros proyectados por el arquitecto Alejandro Bustillo.
El estilo que tenía la ciudad se ha ido perdiendo poco a poco, ya que se han construido edificaciones de gran tamaño y de varias plantas, en las que se dejan de usar la madera, la caída a dos aguas y los revestimientos de piedra. Es habitual observar edificaciones con losa en el techo y con revoque común.
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